

Escrito por: Luisa Rodriguez
Creadora de los programas “Paso a paso, día a día” de tu terapiasexual.com.
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La disfunción eréctil es la dificultad o incapacidad para tener una erección de calidad o para mantenerla.
Casi todos los hombres han tenido problemas de erección alguna vez a lo largo de su vida pero cuando estos problemas se convierten en algo más frecuente es cuando debemos intervenir antes de que el problema vaya a más.
En algunos casos, las causas para que este problema se produzca, están más relacionadas con algún problema de salud, malformación o patología. Algunos ejemplos son: diabetes, hipertensión, cáncer de próstata o cirugías.
La mayoría de los casos estos problemas de erección están causados por causas psicológicas y no por un problema físico o médico. En estos casos este problema se conoce como disfunción eréctil psicológica o “impotencia psicológica” (como se le suele llamar coloquialmente).
Los problemas laborales, familiares o económicos, aunque no estén relacionados directamente con la sexualidad, muchas veces son los causantes de los problemas de erección psicológicos.
Si en el momento de estar con la pareja uno tiene continuamente rondando en la cabeza problemas de dinero, hijos, trabajo, etc, será muy complicado concentrarse en el acto sexual y tener una erección.
Está demostrado que en períodos de estrés continuado hay una disminución de la producción de testosterona, lo que afecta negativamente al deseo y al desempeño sexual.
También en situaciones de estrés se produce un aumento continuado en los niveles de cortisol.
La Falta de deseo sexual o Baja libido es otra de las causas psicológicas de disfunción eréctil.
Está directamente relacionada porque cuando hay dificultades en la erección, el hombre siente que no va a disfrutar del sexo y tampoco va a ser capaz de hacer disfrutar a la pareja, con lo que termina perdiendo el interés por tener relaciones sexuales.
A su vez también sucede en la dirección opuesta y es cuando el hombre ya viene padeciendo un problema de falta de deseo sexual. Si no hay ganas de sexo es muy difícil que se produzca una erección potente y duradera.
A veces cuando el hombre ha perdido las ganas o el interés por el sexo, se esfuerza por conseguir una erección para satisfacer a la pareja, pero esta obligación de erección autoimpuesta genera ansiedad y por consiguiente más dificultad en la erección.
A veces, en las nuevas relaciones, el hombre puede estar nervioso por querer quedar bien o por querer impresionar a la pareja. Esa presión puede generar un estado de ansiedad que termine en un “gatillazo”. A veces esto se resuelve con el tiempo y cuando hay más confianza con la pareja, pero muchas veces la ansiedad previa al acto sexual se convierte en un hábito del que no se sabe salir.
Cuanto más nervioso vas al encuentro sexual, más te cuesta conseguir la erección. Y cuanto más te cuesta, más nervioso te pones. Esto te hace entrar en un “círculo vicioso de fracaso” que suele terminar desembocando en miedo al acto sexual y evitación.
En cuanto a la ansiedad por el rendimiento, esto ocurre cuando lo que predomina en la cabeza son pensamientos compulsivos con preguntas a sí mismo como: ¿lo haré bien?, ¿quedará satisfecha mi pareja?, ¿me durará la erección el tiempo suficiente?, ¿quedaré bien delante de esta pareja?. En lugar de estar concentrado en disfrutar, la persona sufre ansiedad preguntándose si su rendimiento será el adecuado.
Una vez que se inicia la relación en estas condiciones, se empieza a experimentar el encuentro con nervios y pendiente de autoobservarse (Rol del espectador).
Para romper con esta ansiedad previa o por el desempeño, hay que empezar con una reeducación sexual de los sentidos. A través de la focalización sensorial se aprende a estar concentrado en las sensaciones corporales y el placer propio y de la pareja. Es difícil para algunos cortar esos pensamientos repetitivos pero se consigue con ejercicios de terapia sexual.
Las discusiones o los problemas de pareja sin resolver también afectan a las relaciones sexuales. Suelen provocar pérdida de deseo sexual, falta de erección o problemas para concentrarse durante el acto sexual.
Cuando la pareja se ha deteriorado, esto se refleja en la vida sexual de ambos. La sexualidad es un buen termómetro para medir a cada pareja.
Si la pareja está mal es habitual que alguno de los dos, o los dos, presenten algún tipo de problema o disfunción sexual.
La mejor solución en estos casos es resolver el problema que está provocando el distanciamiento sexual o la disfunción.
Mediante terapia de pareja se consigue resolver estos conflictos de base, además se aprenden técnicas y herramientas de comunicación efectiva que son aplicables tanto a la convivencia de la pareja como al ámbito sexual.
2 Comentarios
Pablo 51
Muy buen articulo ,me sentí identificado , todo va sucediendo tal cual lo describes ,gracias por ayudarnos a entender éstos problemas!
Raúl
Justo!!! Lo recomiendo. Esto está muy extendido aunque sea tabú. Muy acertado